viernes, 2 de noviembre de 2012

LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA A LA CABEZA DE LA MODERNIDAD



La Universidad de La Laguna, o mejor dicho, el equipo de gobierno de la misma, siguiendo la tendencia que se ha instalado en el resto de las administraciones, se esmera de manera eficiente (que no eficaz) en la elaboración de políticas económico-gestuales. Eso y no otra cosa, son las medidas planteadas desde la gerencia para el ahorro en el gasto corriente de la gestión universitaria. Políticas de gestos, políticas inoperantes que no van en esencia a la solución de los problemas y que tienen un marcado tufo de maquillaje publicitario pero que, a la par, normalmente acarrean consecuencias y perjuicios nefastos para los trabajadores y para el mantenimiento de sus cada día más precarias condiciones de trabajo. En un par de años hemos pasado del despilfarro absurdo y atolondrado al intento de aplicación de la austeridad como máxima superior. No vamos a ser nosotros, los que justifiquemos  el despilfarro absurdo de los últimos años y tampoco seremos los que justifiquemos las políticas de austeridad a cualquier precio. Los que somos asalariados (y no con grandes salarios, todo sea dicho de paso) no tenemos ni tendencia, ni recursos para despilfarrar y sí por el contrario convivimos cotidianamente con la austeridad.
            De manera retorcida la ULL ha metido dentro del mismo paquete, el gasto corriente en luz, agua, papel, el teléfono y nuestras vacaciones, ¿qué importancia tiene seguir insistiendo en quitar derechos al personal laboral, aunque lo tenga recogido en su convenio?  ¿Para que están los convenios? Pues seguramente, pensarán, para hacer lo mismo que el gobierno canario (al que tanto critican y denuncian) ha hecho con el contrato programa INCUMPLIRLO.
            El cierre total de la universidad en los periodos vacacionales y de permisos tan solo  supone un ahorro residual, centrado en apretar a las compañías que prestan los servicios de seguridad y de limpieza abaratando el montante de su contrato, y que a bien seguro supondrá el despido o, como mal menor, el empeoramiento de las condiciones de los trabajadores de estas empresas.
De paso, habrán pensado, aprovechamos y nos cargamos el derecho de los trabajadores de la ULL a elegir el momento para disfrutar  sus vacaciones. Sabemos que esta medida sumada al recorte de días de permiso, aumento de la jornada y una amplia ristra de mermas en los derechos laborales, no tienen ninguna repercusión en asuntos económicos, pero nos colocarían a la cabeza de la modernidad.  Pues dicho y hecho y además, como guinda de una amarga tarta que nos quieren hacer tragar y en un alarde de ingenio creativo se han sacado de la manga la “negociación retroactiva” y lo que se “negocia” para el año próximo ya se puede aplicar en éste. Es decir, a nuestro juicio, llegar a acuerdos con el equipo de gobierno de la ULL tiene tanto valor como la de creerse las promesas electorales de Mariano Rajoy, o como dice el dicho popular “es como el que tiene tos y se rasca el….

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