miércoles, 17 de julio de 2013

Mercado de trabajo Financiarizado y su lenguaje cómplice


...Pero aparte de empobrecer a la mayoría y conseguir que la clase dominante acumule enormes riquezas que ni en 1000 vidas podrían disfrutar ¿que consecuencias puede tener esta Guerra de clases para que les interese tanto?
La respuesta es tan repugnante como simple; se pretende esclavizar a la clase trabajadora y ponerla ‘voluntariamente’ al servicio de la élite dominante y para que este proceso sea aceptado por una población mundial desinformada, confundida y adormecida por el consumo, es necesario:
*haber convertido a una buena parte en ‘consumidores’ más que ciudadanos;
*hacer un buen uso del lenguaje que ayude a aceptar las cadenas de buen grado.

El mal uso del lenguaje que lleva haciéndose en la última década respecto de aspectos muy sensibles del Empleo es cada vez más sangrante. No es cuestión de meternos en cuestiones semánticas, pero sí debemos aclarar que ciertas palabras y expresiones habituales en cualquier texto relacionado con la Economía y el Empleo, se han adulterado en su significado último y pueden ya resultar hasta ofensivas a amplios sectores de la población que se merecen esta explicación. Emprendimiento y autoempleo se usan constantemente como algo positivo cuando generalmente son la vía para convertir a trabajadores por cuenta ajena (asalariados con un contrato laboral) en autónomos que con demasiada frecuencia dependen de una sola empresa (habitualmente la misma que les “invitó” a hacer el cambio). Con esto no quiero decir que el emprendimiento y el autoempleo sean malos, en absoluto; 
pero sí quiero dejar claro que no podemos aceptar un lenguaje hipócrita que puede resultar engañoso.
Por poner un ejemplo, este proceso consiguió que desde la última década del siglo XX, poco a poco las grandes compañías de transporte por carretera, fueran quedándose sin camiones ni conductores. Sus trabajadores tuvieron que comprarse con un crédito o un leasing su camión convirtiéndose así en “emprendedores” propietarios de su propio negocio; pero para hacer exactamente lo mismo que hacían cuando trabajaban para la compañía de transporte, eso sí, siendo propietarios de su camión y teniendo que trabajar más hora por menos dinero, bajo la presión de las deudas contraídas. Esta es quizá la perversión más sangrante porque inocentes palabras se muestran así aliadas de la ideología neoliberal que a toda costa quiere sustituir las relaciones laborales tradicionales por “innovadoras fórmulas flexibles de empleo” o directamente por relaciones mercantiles.  Las palabras 
sirven para expresar conceptos de la vida real y si en la práctica estos conceptos cambian de significado, es necesario advertir de las malas interpretaciones que se podrían hacer de esas inocentes palabras.
Podríamos citar muchas otras expresiones de uso muy frecuente y que también están generalmente al servicio del discurso neoliberal: internacionalización (como si todas las empresas tuvieran que exportar cuando la inmensa mayoría no es ni lógico ni rentable que lo intente); competitividad (que generalmente implica bajada de salarios y aumento de las horas trabajadas o su distribución más amplia en la semana aumentando las jornadas efectivas); conciliación de la vida laboral y familiar (cuando la realidad del mundo laboral va justo en dirección opuesta), movilidad funcional y geográfica (una herramienta más de presión sobre los trabajadores); Investigación, Desarrollo e Innovación (la famosa I+D+I que aunque es muy importante, no es la solución a todos los problemas de competitividad y empleo); viveros de empresas (como si se pudieran cultivar las empresas al igual que los tomates a base de fertilizantes); etc
Por último como no hacer referencia a la “burbuja” de horas de prácticas en empresas que es ha generado desde que se aplica el plan Bolonia en estudios superiores y con las últimas reformas en los programas educativos de formación profesional. Sin duda la formación práctica es fundamental para un alumno, pero sin el control adecuado se convierte en una forma de sustituir puestos de trabajo por alumnos en prácticas ‘gratuitos’.

leer más: http://www.attac.es/2013/07/10/mercado-de-trabajo-financiarizado-y-su-lenguaje-complice/

viernes, 12 de julio de 2013

¡Mentirosos!


Pueden hacer cosas miserables pero ¿mentir? Mentir ¡Nunca!
Por dios, cómo van a ellos a mentir. Estamos hablando de un partido que, por ejemplo, ha retirado tarjeta sanitaria a cientos de miles de seres humanos (873.000, según Amnistía Internacional) lo que ya ha producido víctimas mortales y extensión de enfermedades en la población. Del que ha quitado la ayuda a la dependencia a personas que no se pueden valer por sí mismas. Del que ha aumentado el costo de la farmacia y los tratamientos de salud. Del que se ha negado a legislar a favor de los desahuciados de sus hogares porque perjudicaría a los bancos. Del que ha encarecido las tasas universitarias y suprimido becas o el costo de todos los servicios que, a su vez, ha mermado. Del que ha aumentado los impuestos. Del que se los ha quitado a los yates de lujo. Del que ha facilitado el despido y la indefensión laboral de los trabajadores. Del que ha disminuido los subsidios. Del que anima a marcharse a los jóvenes al extranjero a buscarse la vida con una mano delante y otra atrás. Del que insulta a los padres diciendo que si no pagan estudios a sus hijos es porque tienen otras prioridades. Del que se ha cargado la ciencia y la investigación y ofrece por modelo de país el juego, el turismo y el ladrillo origen de nuestros males. Del que se propone dar un tajo a las pensiones para completar las “reformas” que nos sitúen en el camino del crecimiento de sus cifras macroeconómicas y en la ruina de las domésticas ¿Cómo alguien puede creer que mienten en algo personas de esta categoría moral?