RAFAEL NARBONA
¿POR QUÉ LOS GOBIERNOS OCCIDENTALES NO SE SOLIDARIZAN CON EL PUEBLO PALESTINO?
viernes, 25 de julio de 2014
EN SOLIDARIDAD CON GAZA
EN SOLIDARIDAD CON GAZA FRENTE AL GENOCIDIO CAUSADO POR ISRAEL PAZ Y DERECHOS PARA PALESTINA
VIERNES 25 DE JULIO19.30 PLAZA DE LA CONCEPCIÓN. LA LAGUNA
jueves, 17 de julio de 2014
Acabemos con la complicidad
Las universidades
y el apartheid israelí: acabemos con la complicidad
Como miembros de la comunidad
universitaria, nos sumamos a la llamada hecha desde el conjunto de la sociedad
y de las universidades palestinas pidiendo a la sociedad civil internacional
que adopte la campaña para el Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) a Israel
como la forma más pacífica y efectiva de obligar a Israel a cumplir la
Legalidad Internacional vigente* . La campaña del BDS a Israel se inició en el
año 2005 ante las constantes violaciones de los derechos humanos por parte de
Israel y la reiterada falta de voluntad de los estados y actores
internacionales para hacer que este Estado cumpla con el derecho internacional
y las resoluciones de Naciones Unidas. Esta campaña, que se apoya en la exitosa
experiencia del movimiento internacional de boicot al Apartheid de Sud-África y
ha recibido el apoyo de destacados activistas como el premio nobel de la paz
Desmond Tutu, de organizaciones judías como Jewish Voice for Peace y de un
número creciente de académicos israelíes, ha demostrado ser una vía de creciente
eficacia para que la sociedad civil internacional presione, mediante acciones
no-violentas, a la comunidad internacional con el objetivo de hacer respetar
los derechos de la población palestina. Dentro de la campaña BDS, el boicot
académico nace como respuesta al apoyo institucional unánime de las
universidades israelíes a las políticas de ocupación y apartheid contra la
población palestina, que, entre otras cosas, se materializa en una estrecha
cooperación con el ejército israelí y en políticas discriminatorias contra los
estudiantes palestinos. Por todo ello pedimos que, mientras el Estado de Israel
no cumpla con el derecho internacional y las resoluciones de Naciones Unidas,
se apliquen las siguientes medidas: • La Comisión Europea y los gobiernos de
los países miembros de la Unión Europea deben establecer una suspensión
temporal al actual acceso preferente que las universidades y centros de
investigación israelíes tienen al Espacio Europeo de Investigación en virtud
del Acuerdo de Asociación Euro-Mediterráneo UE-Israel. Esta suspensión no sería
más que el cumplimiento de la propia normativa de la UE, que establece que
dicho acceso está supeditado al respeto de los derechos humanos (artículo 2 del
Acuerdo de Asociación) • Mientras la Comisión Europea no cumpla con su propia
normativa, pedimos a los gobiernos autonómicos y central españoles, así como a
todos los partidos políticos, que presionen a la CE para que así lo haga y que
tomen las medidas a su alcance para implementar dicha moratoria. • En el ámbito
universitario, la mejor medida de presión a nuestro alcance es la misma que
viene siendo utilizada por universitarios de todo el mundo comprometidos con
una solución justa para los pueblos de la región: el boicot académico. En
consecuencia, pedimos la suspensión de las relaciones entre nuestras
instituciones universitarias y las israelíes hasta que el Estado de Israel
respete el derecho internacional y las resoluciones de Naciones Unidas, al
tiempo que nos declaramos solidarios con todas aquellas personas
-universitarias o no- que en Israel luchan valientemente en defensa de los
derechos humanos, sociales y políticos del pueblo palestino. * El llamamiento
tiene el apoyo de más 170 organizaciones de la sociedad civil palestina, así
como de todas las universidades palestinas.
¡Firma y difunde!
martes, 1 de julio de 2014
Crisis y Universidad: de intelectuales a hacedores de ‘papers’
Crisis y Universidad: de intelectuales a
hacedores de ‘papers’
Fernando García-Quero
miembro de Economistas Sin Fronteras
|
La Universidad está inmersa en un proceso que aniquila
intelectuales y los convierte en un nuevo tipo de ser académico cuyo fin último
es hacer papers. No se se fomenta un profesorado que intente enseñar más allá
de los cánones establecidos o colabore con asociaciones u organizaciones
sociales.
Aunque parezca mentira y difícilmente creíble, la evolución
durante las últimas décadas de las políticas públicas en el ámbito
universitario español ha generado unos incentivos perversos que están acabando
con la reflexión y el pensamiento crítico en todos los niveles de la sociedad.
En el sistema universitario español no se valora ni se fomenta en absoluto un
profesorado que prepare clases, envíe trabajos a sus estudiantes y los corrija,
intente enseñar más allá de los cánones establecidos, imparta charlas fuera del
ámbito académico sobre cuestiones que considere importantes para formar
ciudadanos con ideas propias, colabore con asociaciones u organizaciones
sociales, escriba en medios divulgativos para transmitir lo que hace, o se
preocupe por influir en sus entornos más cercanos.
Esas actividades, que para cualquiera que no conozca el
funcionamiento de la Universidad pueden parecer las obligaciones diarias del
profesorado universitario, no sólo no lo son, sino que la persona que las lleve
a cabo está dificultando considerablemente sus posibilidades para consolidarse
en las plantillas de las universidades españolas.
Quien realiza ese tipo de actividades porque las considera
imprescindibles para su labor académica está restando tiempo para lo que más se
valora en la Universidad española, publicar artículos científicos en revistas
con alto impacto, los llamados papers en el lenguaje anglosajón[1]. Papers que
en la mayoría de las ocasiones, al menos en ciencias sociales, que es el ámbito
que mejor conozco, no sirven para mucho, no aportan gran cosa a la sociedad y
no mejoran en absoluto la realidad más próxima a los investigadores e
investigadoras que los realizan.
Papers que están haciendo cada vez más difícil encontrar en
las universidades españolas profesorado con el que poder discutir de diversas
cuestiones desde una perspectiva multidisciplinar y crítica, profesorado que
asista a charlas por el gusto del saber, que lea más allá de lo indispensable
para publicar o que se implique en actividades con el fin de que la sociedad
mejore.
Las reglas de juego en la esfera universitaria española han
cambiado peligrosamente las motivaciones y los comportamientos de su profesorado.
La Universidad española, le pese a quien le pese, está inmersa en un proceso
que aniquila intelectuales y los convierte en un nuevo tipo de ser académico
cuyo fin último es hacer papers sin pausa, sin poso y sin reflexión. Aunque
nuestras universidades se vanaglorien constantemente de estar cada vez mejor
posicionadas en los rankings internacionales de excelencia, no engañan a nadie
y mucho menos a los que conocemos la situación desde dentro. Quienes estamos
inmersos en el sistema universitario español y quienes lo sufren en sus carnes,
estudiantes en su mayoría, conocemos bien lo que se cuece dentro y lo mucho que
dejan por desear grados, posgrados, maestrías y demás estudios ofertados en
nuestras facultades.
En mi opinión nada de esto es baladí y tiene gran influencia
en la realidad social, política y económica que nos está tocando vivir. Cuando
se conoce el funcionamiento interno de la Universidad y los estímulos bajo los
que se trabaja dentro de ella, se llega fácilmente a la conclusión de que al fin
y al cabo no es tan de extrañar la crisis multidimensional en la que nos
encontramos. Demasiado bien estamos, diría yo, sobre todo teniendo en cuenta
que en el lugar del conocimiento por excelencia, en el lugar donde deberían de
gestarse las alternativas y formarse seres humanos que luchen por la igualdad y
la justicia social, hay un sistema de incentivos para generar estudiantes
mediocres, sin reflexión y manipulables, académicos y académicas sin discusión,
catedráticos y catedráticas sin cátedra ni conversación e intelectuales sin
intelecto.
Claro está, así es mucho más fácil hacer cambios que van en
contra del interés general y favorecen los intereses de las minorías que
ostentan el poder. Por suerte para todos y todas, aún hay muchas resistencias y
un número considerable de profesorado y estudiantes, independientemente de que
se les valore o no, siguen luchando y trabajando por crear una Universidad cuyo
objetivo principal sea utilizar el conocimiento para una transformación social
hacia la igualdad. A ellos y ellas, mi gratitud y admiración, porque cualquier
cambio a mejor pasa por una Universidad comprometida, crítica y con capacidad
de lucha.
Nota:
[1] El factor de impacto es un indicador bibliométrico
dirigido a clasificar y evaluar la calidad de las revistas científicas. Cuanto
mayor factor de impacto tiene una revista, mayor calidad y rigor se le suponen.
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