lunes, 26 de octubre de 2020

RESPUESTA A ALBERTO MARÍN

 

Un compañero claustral nos envía su reacción por escrito a los ofrecimientos y el oportunismo reiterado de algunos representantes en la ULL, y que por supuesto compartimos y reproducimos:



El pasado jueves recibimos una carta personalizada de Alberto Marín como miembro de la mesa del Claustro y como portavoz de su grupo claustral. En ella se ofrece como una especie de “superportavoz” de las inquietudes de todo el PAS de la ULL. Eso sí, ofrece discreción y sigilo (¡!) en la relación epistolar con él.

La verdad es que respetamos las decisiones que tome cada cual. Uno es demócrata y es respetuoso de las opiniones y acciones de otras compañeras y compañeros, faltaría más. También es de agradecer el interés por la opinión de todo el colectivo.

Pero, también tenemos opinión de la labor llevada por Alberto Marín en su trabajo claustral. Más bien habría que destacar sus reiteradas ausencias, su falta de opinión y mutismo en muchos claustros, especialmente en aquellos donde se debatía el estado de la Universidad. Más criticable si cabe cuando es el portavoz del grupo más representativo del PAS en el claustro y aún más por ser miembro de la mesa del mismo. No entendemos ahora su cambio de actitud: de ser mudo a ser vocero del PAS. Nos alegraría que tuviera un papel más activo en los claustros y que proponga cosas para la mejora del colectivo.

Por otra parte, nuestro trabajo claustral, concretado en el grupo independiente EUPAS, lo desarrollamos de la manera más digna posible. Labor muchas veces ingrata y poco reconocida, pero no por ello cesamos en llevar al claustro los problemas, inquietudes y propuestas de solución del colectivo de trabajadores/as tanto en el colectivo funcionario como en el colectivo laboral. Labor que también compaginan algunos de nuestras compañeras y compañeros tanto en el Comité de empresa, como en la Junta de Personal. Es un trabajo que va en una doble dirección y entendemos el Claustro como altavoz de nuestras propuestas.

También somos conscientes de los problemas del estudiantado, del profesorado más precario, en fin de los colectivos más débiles. No sólo nos preocupamos de nuestra situación laboral sino de la sociedad canaria en general como defensores de lo público y que cualquier persona pueda estudiar en esta universidad sin menoscabo por su renta.

En fin, Sr Marín entendemos que se acercan las elecciones a claustro previstas para el 2 de diciembre próximo y su carta debe ser comprendida como precampaña electoral. Cada cual utiliza la estrategia que mejor le convenga, pero eso sí le pedimos por favor que lo diga sin tapujos y no que lo disfrace en una especie de buzón de sugerencias. Para bien o para mal ya nos conocemos tod@s en la ULL.

Un saludo cordial.

miércoles, 21 de octubre de 2020

"Historia de una silla que se va y de un mostrador que se queda”

 

Existe una sensación de impotencia difícil de explicar cuando algo parece acreditado fehacientemente y, sin embargo, quien tiene  capacidad y autoridad para certificarlo, se niega o posterga indefinidamente la toma de su decisión.

 


Esta foto que aquí se reproduce,  pertenece a una serie de serigrafías encuadradas en una colección denominada “Situaciones en soledad con sillas de Piedraescrita” del  pintor madrileño Emilio Prieto y se llama algo así como –no lo recuerdo bien-  “historia de una silla que se va –o que- vuelve” (existían las dos).

Esta reseña me sirve, a modo de introducción, para mostrar la siguiente fotografía, cuya autoría no tiene la menor importancia. Lo importante de esta fotografía es el lugar donde está situado el elemento que en ella se destaca y más importante, aún, y por lo tanto reseñable, es la defensa de la institución que lo acoge –una institución universitaria- en salvaguardar a toda costa su integridad y preservarlo para que en el futuro pueda engrosar el inventario de su fondo artístico.

Humildemente y sin intentar siquiera emular la valía y maestría del pintor Emilio Prieto, he decidido titular nuestra fotografía con el nombre de “Historia de un mostrador que se queda”


 

La defensa que, de este mostrador, ha llevado a cabo la Universidad de La Laguna, a lo largo de más de año y medio, contra los ataques recibidos por parte de unos simples trabajadores y sus representantes sindicales, ha sido épica y digna de que la destaquemos en este humilde escrito para ser publicado en un humilde blog.

¿Pero qué tienen en contra de este mostrador los misántropos e insensibles trabajadores y sus representantes?

¿Qué nunca, las personas que allí realizan su trabajo, solicitaron la sustitución del viejo mostrador, adaptado a las necesidades de las funciones y del espacio en donde desarrollan sus tareas? Eso es verdad.

¿Qué nunca se solicitó informe previo ni a la Oficina técnica, ni al Servicio de prevención para la adquisición del nuevo mostrador, en donde se acreditara su idoneidad para el fin al que era destinado? Eso, también es verdad.

¿Qué nunca se solicitó informe previo para la reestructuración del espacio y para determinar el lugar en donde el mostrador debía ser ubicado? Bueno, eso, también es cierto.

¿Qué no cumple ni siquiera con las directrices emitidas en un informe elaborado con posterioridad  sobre la ubicación del mismo, argumentando la dificultad que entrañaría el  tener que cambiar unos cuantos cables? Pues, según parece, también.

¿Qué el único aspecto en el que se sustenta su adquisición es que permite el acceso a personas con silla de ruedas, en un edificio que no está adaptado para que puedan acceder personas en silla de ruedas?  Uff, complicada justificación.

¿O quizás, y también, porque su distinguido diseño no permite, ni siquiera, que las mamparas de protección que se deberían instalar en lugares donde es indudable la asistencia de un elevado número de usuarios, -máxime cuando se tiene personal con especial sensibilidad al COVID 19-, se puedan colocar delante de donde las personas que allí trabajan, cumpliendo así su objetivo? Parece evidente que en esto llevan razón.

¿Acaso piensan que las mamparas de protección son para protegerlos a ellos? . . . . . .


 

Sabemos que estos son los argumentos de estos insensibles trabajadores en contra del magnífico mostrador de algunas bibliotecas de la BULL, por el contrario, la Universidad de La Laguna antepone a  toda esta maraña de disparatadas e imprudentes reclamaciones, el incalculable valor cultural, artístico y sentimental del mostrador que mostramos en la fotografía que lleva por título “Historia de un mostrador que se queda”.

No puede ser, si no es en defensa de una causa mucho más elevada, que una institución educativa como la Universidad de La Laguna, anteponga la permanencia de un elemento instrumental a la salud de sus trabajadoras y trabajadores.