“La Universidad de La Laguna, heredera de una
tradición centenaria de libertad intelectual al servicio de la sociedad… como
comunidad comprometida con un mundo libre, tolerante, equitativo y responsable,
se reafirma en la condición de universalidad y en su compromiso con la sociedad
actual y futura…
…tiene
como fines irrenunciables la creación, desarrollo y transmisión crítica de la
ciencia, la técnica, el arte y la cultura…, y el apoyo al desarrollo social,
cultural y económico de la sociedad a la que sirve.
Sólo
desde la libertad es posible la realización de estos fines. Esa libertad se
manifiesta en el escrupuloso respeto a las libertades y derechos individuales
que debe presidir toda actuación universitaria, lo que sólo es posible en la
convivencia pacífica. Nuestra labor se encamina por ello a la preservación y
fomento de las relaciones de amistad y solidaridad entre todos los pueblos.
Ninguna comunidad humana nos es ajena y su existencia nos exige, como
universitarios, establecer nuestro compromiso con el desarrollo sostenible de
las sociedades y la posibilidad de pervivencia de éstas en un mundo habitable…
Al amparo de esos objetivos esenciales, algunos miembros de esta comunidad, nos negamos, hoy y siempre, a desentendernos
del sufrimiento de los pueblos y las personas que sufren las consecuencias de
la ocupación ilegal de su territorio, de la intimidación, de la segregación, de
la agresión injustificada o justificada bajo falsas premisas de libertad y
derecho a la defensa, negando de facto el derecho a la resistencia de los
pueblos ocupados.
Somos miembros de
la Comunidad Universitaria y nada de lo que ocurra en este mundo nos es
ajeno; esto debería ser así aunque solo fuera para cumplir con los fines y objetivos que nos hemos propuesto y que de
manera específica y clara se recogen en
nuestros estatutos.