Ocurrió hace casi un año.
En el pasado curso, a finales del año y
en pleno periodo lectivo la Universidad de La Laguna acometió obras en la
Biblioteca de la Facultad de Educación. Desde un primer momento sostuvimos que
no nos parecía adecuado ni el momento para realizar esas obras, ni por supuesto
el ridículo motivo que se manejaba, que no era otro que el ampliar los puntos para
las tomas de corriente eléctrica.
Nos preguntábamos y lo hacíamos en todos
los órganos en los que teníamos representación, unas sencillas preguntas a las
que nunca dieron respuesta.
¿Cuál era el motivo, de tipo
estructural, por el que se cerraba la biblioteca de la Facultad de Educación en
pleno periodo lectivo?
¿Cuál iba a ser el uso de los espacios
que se le restarían a la Biblioteca y que a nuestro juicio era el motivo real
de la obra?
¿Cuántos puestos de lectura, de los 500
con los que contaba, serían los resultantes después de finalizadas las obras?
Hoy tenemos el convencimiento de que era
exclusivamente la recuperación de
ese espacio para otros fines, y no la mejora de la biblioteca, lo que originó
el desarrollo apresurado de las obras y el momento de llevarlas a cabo. Hoy
también sabemos que allí se ha instalado el Servicio de información y Orientación
(SIO).
Con respecto a los puestos de lectura resultantes
después de la merma de espacio, seguimos sin obtener respuesta.
Durante este periodo y bajo una presión
extraordinaria, el personal laboral ha sido obligado a acometer trabajos
aplicando la Universidad criterios de igualdad en cantidad y calidad, que nada
tienen que ver con la realidad laboral y las condiciones de trabajo y salarios
del personal de las bibliotecas; no solo entre ellos mismos, sino en
comparación además con el colectivo de personal funcionario. Esta situación de
presión constante y de atribución ilegal de funciones, ha sido denunciada en
repetidas ocasiones ante la gerencia de la Universidad y ante el Servicio de
Prevención, sin que a los trabajadores se les haya ofrecido soluciones,
compensaciones y sin poder hasta la fecha volver a una situación normal en el
desempeño de sus cometidos.
Muestra de este disparate es el video
que acompañamos y en el que se pone de manifiesto las consecuencias de las
tomas de decisiones apresuradas, tanto para el personal laboral de sala, como
para los usuarios y para el estado y el buen funcionamiento de la propia
biblioteca.
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