...Tíos con
casco y las patas abiertas que no mojan sus malvadas botas para
socorrer a alguien que boquea desesperado. ¿Qué veíais ante vosotros,
guardianes del mal? En aquellas imágenes de la tele no se apreciaban los ojos
suplicantes, los hombros desencajados, la crispación de los dedos.
Pero a un metro de vuestra maldita mirada, sí: estaban esos ojos,
esas lenguas, los lamentos de su desagracia, los sonidos
del ahogamiento.
No
hay asco suficiente para el que provocáis. Digan lo que digan todas las
leyes del mundo, la maldita de Extranjería es misericordiosa en
comparación con la de vuestra mano. Diga lo que diga vuestro maldito jefe,
Arsenio Fernández de Mesa, director de la Guardia Civil. Con su pelo tan
repeinado. Su pelo tan distinto a la maraña de horror de los cadáveres que
hay sobre su mesa. Arsenio el mentiroso. El que aseguró que
no había habido disparos. El que llama disuasoria a la violencia. El
que llama agresivo al que agoniza. Maldito repeinado.
No
hay asco suficiente. Diga lo que diga el maldito ministro del Interior,
Jorge Fernández Díaz, responsable último de esta desdicha. El ministro
meapilas, el ultracatólico que no conoce la compasión. Ojalá, como
crees, te vea Dios. Ojalá te castigue, como debieras temer. Así se
salve tu alma: como lo que los tuyos llaman salvamento. Tu alma en un mar
de oscuridad interior. Vendrás el jueves, maldito ministro, a
decir más mentiras que laven tu culpa.
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