lunes, 6 de abril de 2020

ACERCA DE LA RESPONSABILIDAD



Desde las más altas instituciones del Estado, desde las más elevadas instituciones gubernamentales, desde las administraciones autonómicas, desde las insulares, desde las locales y como no, para los que pertenecemos a la comunidad universitaria, desde la propia Universidad. Todos coinciden en hacer llamamientos a la responsabilidad. Todos comparten una narrativa con una gran carga emocional acerca de la complicación del momento.
Algunos de ellos la plantean incluso desde una perspectiva más dramática, arengándonos como  si nos  encontráramos casi en una situación de guerra, y fuéramos al frente para librar la gran batalla, de que estamos en una situación de emergencia y que todos, absolutamente todos, tenemos que cumplir con nuestras obligaciones, y en nuestro caso concreto, tenemos que cumplir con nuestra responsabilidad como servidores públicos que somos. Y está muy bien, muchas de las cosas que se dicen son tan ciertas y evidentes -13.055 personas fallecidas a día de hoy- que incluso parece perseguirse otro objetivo más allá de lo que para todos parece incuestionable. 




Pues bien, nosotros en el ejercicio de nuestra responsabilidad, que no es otra que la defensa de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores, exigimos a los responsables inmediatamente superiores a nosotros, que cumplan estrictamente con sus responsabilidades y garanticen el máximo respeto a los derechos de las personas trabajadoras, bajo su área de gestión, y a la protección de su salud por encima de cualquier otra consideración.
Por otro lado, nos lleva a plantearnos si todos estos llamamientos a la responsabilidad están siendo esgrimidos y enfocados con el mismo objetivo final, o cada cual lo sitúa en el contexto que le parece más cercano y peculiar. ¿No somos, las personas en general, responsables al confinarnos en nuestros hogares acatando las órdenes impuestas por el gobierno de España? ¿No somos responsables las trabajadoras y los trabajadores de la ULL al acatar las directrices de aislamiento para salvaguardar nuestra salud, la de nuestras familias, la de nuestros vecinos, la de nuestra comunidad?
¿No somos responsables las trabajadoras y los trabajadores de la ULL cuando, cumpliendo las directrices emitidas desde el gobierno y las autoridades sanitarias para evitar la propagación del virus, solicitamos que se nos dote de las medidas de seguridad necesarias para poder desarrollar nuestro trabajo? ¿No somos responsables cuando, en señal de acatamiento de esas mismas directrices, solicitamos que se cubran, exclusivamente, aquellos servicios que se estimen esenciales?

  



La causa principal, por no decir la única, de la situación en la que estamos y de las condiciones en las que la estamos enfrentando, son las salvajes políticas neoliberales y los brutales recortes sufridos en los servicios públicos esenciales (entre los que nos incluimos) y en la flagrante y descarada precarización de quienes desempeñamos nuestras responsabilidades en la administración pública, y ni que decir de la clase trabajadora en su conjunto.
Decía la señora Rectora en un comunicado, a nuestro juicio emitido bastante tarde, que se había “creado un grupo de trabajo de jefes de servicio y de sección que ha sido muy proactivo, atento a lo que se le demandaba y dispuesto a colaborar en todo momento y a toda hora”….y añadía un poco después “trabajando intensamente y con responsabilidad. A nosotros nos gustaría recordarle, a quienes tienen la responsabilidad de dirigir la institución universitaria, que la proactividad la puede desarrollar aquel que tiene competencias para ello y justamente hasta donde esas competencias le permitan. Nadie nos va a convencer de que, ni siquiera en una situación como la que estamos viviendo, atribuirse funciones que no se corresponden con las que alguien tiene encomendadas sea un mérito, en lugar de una ilegalidad flagrante. Hacer llamamientos a la responsabilidad, no puede servir como excusa para imponer a las trabajadoras y los trabajadores  la “obligación” de asumir trabajos que no se corresponden con las funciones que tienen atribuidas y que, por supuesto, jamás les van a ser reconocidas; aunque siguiendo la corriente emotiva y emocional instalada en estos días, pero que no oculta de ninguna manera la caótica situación organizativa de la administración, quizás alguien nos dedique unos aplausos.
Por cierto, ¿Dónde están los responsables de la situación en la que han dejado los servicios públicos, en los distintos territorios del estado español?




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